La hija y su papa

Carson estaba sentado en una habitación, mientras que Lydia estaba en la próxima muy ocupada abriendo y cerrando cajas de DVDs, sacándolos y luego dejándolos afuera. Carson estaba listo para pasar algún tiempo con su hija. Así que le dijo a ella, "Lydia, ven aquí bebé". Yo estaba sentado en un lugar en que podía ver a ambos, pero ellos no podían verse entre sí.
El se sentó bien, las cejas para arriba, anticipando ansiosamente oír sus pasos corriendo a su encuentro. Se sentó muy ocupado en concentrarse en su objetivo. El la llamó de nuevo, un poco más fuerte, con un tono de invitación.

Podría decirse que ella oyó su llamado, porque sus deditos estaban trabajando más rápido y su ritmo era acelerado. Pero ella estaba tan absorta en su trabajo que se negó a dejarlo. La escena se repitió.

"Lidia, ven aquí", ordenó Carson. Ella sabía que tenía que venir mejor. Lloriqueando, entró de mala gana en la habitación donde su padre esperaba su presencia.
¿Estabas demasiado ocupada para venir cuando papá te llamó? " Carson le cuestionó. "Tengo que pegarte porque no viniste cuando te pedí hacerlo."Volteándola sobre su rodilla, le dió dos golpecitos en las nalgas. Ella se acercó llorando.

A medida que rodeó su pequeño cuerpo con sus enormes brazos, el instruyó, "Quiero que vengas cuando papá te llame. Siempre ven cuando papá diga eso." Ella lo miró, escuchando. "Sólo quería estar con mi niñita! ¿Estabas demasiado ocupada para venir a mí?" – el preguntó de nuevo.

El la dejó bajar y ella feliz arrasó de nuevo con la tarea que tenia a mano. El se dejó caer hacia atrás en la silla, deseando que esos pasos alegres habrían sido hacia él y no de alejarse! Algunos días son así.

Los nombres han sido cambiados para proteger a los culpables. Dios, esta historia bien podría haber sido acerca de usted y yo!

Maranatha