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Thursday, November 21, 2013

Somos en Cristo

El otro día estaba viendo a mi hija de tres años de edad, interactuar con ella misma en el espejo. Era tan lindo y divertido, que me quedé mirándola durante más tiempo. Cómo ella estaba hablando con la otra chica mirándola, me sorprendió la forma despreocupada y feliz que parecía. Empecé a cuestionarme por qué sería que esto me atraía a mí? ¿Es porque la mayoría de las veces cuando miramos en un espejo nuestro reflejo, nos volvemos críticos e insatisfechos con lo que somos y en lo que nos hemos convertido? La mayoría de nosotros no empezamos esta vida con lo que no nos gustaba a nosotros mismos. Mi hija de tres años es buen ejemplo de ello, pero con el tiempo el espíritu de este mundo, nuestras decisiones, la desobediencia y el pecado nos arrastra para cambiar nuestra imágen en algo no tan agradable a la vista todos los días. En Santiago 1:23-25 ​​declara que si usted escucha la palabra y no la obedece, es como mirar su cara en un espejo, se ve a sí mismo, se aleja, y se olvida de lo que parece. Pero si se mira con cuidado, o mira en la perfecta ley, (la palabra de Dios) que nos libera, y usted hace lo que dice y no olvida lo que ha oído, entonces Dios le bendecirá por hacerlo. Muchas veces estamos mirándonos y mirándonos a nosotros mismos en los espejos del mundo, que son como los que están en el carnaval o en el circo, que distorsionan nuestra imagen. Ellos te hacen ver alta y delgada como el papel o con una enorme cabeza y con un pequeño y diminuto cuerpo. Nos reímos de nosotros mismos en esos espejos, ya que no es la realidad, pero todos los días cuando permitimos que el mundo influya en lo que pensamos de nosotros mismos nos está distorsionado y nos volvemos insatisfechos con lo que somos o en lo que nos hemos convertido. Cuando nos miramos en el espejo de la Palabra de Dios, que refleja de nuevo a nosotros lo que somos en Cristo. Es un fiel reflejo del amor perfecto de Jesús de que Él tiene para nosotros. Se nos hace libres y empezamos a vernos a nosotros mismos como Él nos ve. Reflejamos alegría, bendiciones y libertad que luego reflejamos a los demás. Mi hija cantando para sí misma y feliz hablando con su reflejo en el espejo, es un ejemplo perfecto de un cristiano contemplando la Palabra de Dios. Su liberación y la satisfacción de saber que Dios nos ha hecho, nos ama y quiere que seamos más que el promedio y que Él tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros. Si no estás satisfecho con lo que eres, deja de mirar a los espejos del mundo y convierte tu corazón para mirar y obedecer Su palabra. Deja que te transforme en Su reflejo y en Su imágen.

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